LEUCEMIA 
Infografía en 3D de células sanguíneas.

¿QUÉ ES LA LEUCEMIA?

La leucemia es una enfermedad de la sangre en la que la médula ósea produce glóbulos blancos anómalos, denominados células blásticas leucémicas o células de leucemia. Estas células se dividen reproduciéndose a sí mismas, lo que genera una proliferación neoplásica de células alteradas que no mueren cuando envejecen o se dañan, por lo que se acumulan y van desplazando a las células normales. Esta disminución de células sanas puede ocasionar dificultades en el transporte del oxígeno a los tejidos, en la curación de las infecciones o en el control de las hemorragias. 
Por tratarse de una proliferación de células inmaduras y anómalas en la sangre, la leucemia se considera un cáncer de la sangre.
CAUSAS
En la mayor parte de los casos de leucemia no se puede establecer una causa identificable y no hay un componente hereditario significativo.
Existen, sin embargo, una serie de factores de riesgo:
  • Historia previa de tratamiento para otros cánceres: haber recibido quimioterapia o radioterapia puede provocar una alteración o daño celular que derive en lo que se conoce como una leucemia secundaria.
     
  • Padecer un trastorno genético: enfermedades como el síndrome de Down incrementan la posibilidad de una persona de padecer leucemia.
     
  • Exposisión a agentes tóxicos: el contacto con determinados agentes tóxicos, ya que sean ambientales, profesionales o asociados a hábitos como el tabaquismo, aumenta el riesgo de leucemia.
     
  • Historia familiar: en casos minoritarios, tener antecedentes familiares de leucemia puede ser un factor de riesgo.
SÍNTOMAS
Los síntomas varían en función del tipo de leucemia ante el que nos encontremos. Estos son los más comunes:
  • Leucemia mieloide aguda: Cansancio, pérdida de apetito y de peso, fiebre y sudores nocturnos.
     
  • Leucemia mieloide crónica: debilidad, sudoración profusa sin razón aparente y, al igual que en el caso anterior, fiebre y pérdida de apetito y de peso.
     
  • Leucemia linfocítica aguda: sensación de mareo o aturdimiento, debilidad y cansancio, dificultades respiratorias, infecciones recurrentes, formación de moratones fácilmente, fiebre y sangrado frecuente o grave en nariz y encías.
     
  • Leucemia linfocítica crónica: además de algunas de las manifestaciones ya descritas, como la debilidad, el cansancio, la pérdida de peso, la fiebre o los sudores nocturnos, este tipo de leucemia provoca el agrandamiento de los ganglios linfáticos y dolor o sensación de hinchazón estomacal.
PREVENCIÓN

Hasta la fecha no se conoce ninguna forma de prevenir la leucemia. Los expertos aconsejan llevar una vida saludable y sin hábitos tóxicos, recomendaciones válidas también para la prevención de otras enfermedades oncológicas y que ayudarían, además, a afrontar en mejores condiciones el tratamiento que requiere este tipo de cáncer, en el caso de que llegue a desarrollarse. 

TIPOS

En función de la velocidad de progresión de la enfermedad, se puede distinguir entre leucemias agudas (tienen un proceso muy rápido; las células alteradas aumentan su número de forma considerable en poco tiempo y no hacen las funciones de los glóbulos rojos normales) y leucemias crónicas (su progresión es lenta; las células alteradas trabajan perfectamente como glóbulos blancos normales).
Otra clasificación existente atiende a la estirpe celular en la que se origina la leucemia. Las leucemias mieloides (o mieloblásticas) dan comienzo en los mielocitos, mientras que las leucemias linfoides (o linfoblásticas) aparecen en las células linfoides y pueden acumularse en los ganglios linfáticos.
Así, teniendo en cuenta ambos criterios, se establecen en total cuatro tipos de leucemia:
  • Leucemia Mieloide Aguda (LMA).
     
  • Leucemia Mieloide Crónica (LMC).
     
  • Leucemia Linfocítica Aguda (LLA).
     
  • Leucemia Linfocítica Crónica (LLC).
TRATAMIENTOS

El tratamiento se establece en función de las características de cada paciente y, sobre todo, del tipo de leucemia que padezca.

Leucemia linfocítica aguda
El tratamiento de la leucemia linfoblástica aguda suele basarse en la quimioterapia y se realiza en tres fases: de inducción de la remisión, de consolidación o intensificación y de mantenimiento.

En los pacientes considerados de alto riesgo (con un elevado riesgo de recaída de la enfermedad, o tras una recaída,) está indicada la realización de un trasplante de progenitores hematopoyéticos (médula ósea, sangre periférica o sangre de cordón umbilical) a partir de un donante compatible.

Leucemia mieloide aguda
Para la leucemia mieloide aguda existen 2 fases de tratamiento: de inducción a la remisión y de post-remisión o consolidación. La fase de mantenimiento con dosis bajas de quimioterapia, tan eficaz en la leucemia linfoblástica aguda, es totalmente ineficaz en la mieloide aguda.

Existen tres opciones de tratamiento de consolidación:

-Quimioterapia de consolidación.

-Quimioterapia de consolidación seguida de trasplante de médula ósea autólogo (del propio paciente).

-Quimioterapia de consolidación seguida de trasplante de médula ósea alogénico (de donante compatible).

Leucemia linfocítica crónica
Los pacientes con una leucemia linfocítica crónica en fase inicial no suelen requerir tratamiento durante años y pueden llevar una vida normal, excepto por los controles periódicos a los que deben someterse para controlar si la enfermedad progresa o se mantiene estable.

Cuando se comprueba que la enfermedad ha progresado, los pacientes Estos pacientes deben recibir tratamiento con alguno de los múltiples esquemas quimioterápicos empleados en la actualidad basados en su mayoría en un agente de gran efectividad denominado fludarabina que se asocia a otros agentes quimioterápicos (ciclofosfamida, mitoxantrona, clorambucilo, bendamustina...) o a un anticuerpo monoclonal, como rituximab.

En los últimos años también se han incorporado al arsenal terapéutico fármacos diana como ibrutinib e idelalisib.

En este tipo de leucemia, el trasplante autólogo de médula ósea ha sido prácticamente abandonado por no ser nunca curativo y ante la disponibilidad de los nuevos esquemas terapéuticos.

Leucemia mieloide crónica
El tratamiento actual de la LMC se realiza mediante la administración de fármacos denominados inhibidores de la tirosin- cinasa (ITC) que, en principio, deben tomarse de forma indefinida. Todos los eññps son fármacos orales.

Imatinib fue el primer fármaco aprobado para esta patología, demostrando una gran eficacia con un excelente perfil de seguridad. Nilotinib, dasatinib y bosutinib son los denominados ITC de segunda generación y ponatinib  se considera de tercera generación.
 BIOGRAFÍA

TRABAJO REALIZADO POR : JOSE GÓMEZ PONCE

Comentarios